Steve Jobs El lado oscuro del genio




Ahora que Steve Jobs descansa en paz, que ya se han dicho los últimos discursos en su nombre y la gigantesca ola de homenajes comienza a decaer, ha comenzado a emerger, inevitablemente quizás, un lado más oscuro del fundador y maestro de Apple.

En artículos e historias de periódicos, revistas y blogs, y en la biografía “Steve Jobs”, el retrato de este perfecto genio de la tecnología y el marketing revela algunas trizaduras.

“Era un tirano”, susurró The New York Times. “Disfrutaba humillando públicamente a sus empleados”, murmuró Fortune. “En estricta verdad, Jobs podía ser terrible con la gente y su impacto en el mundo no fue totalmente positivo”, sentenció el medio online Gawker.

La primera muestra de su considerable ego y agresivo temperamento quedó estampada, según la nueva biografía escrita por Walter Isaacson, en su salida de Apple en 1985, después de una apasionada discusión con el entonces CEO, John Sculley. Jobs se despidió con un portazo, creó una nueva empresa –NeXT Computer– y en 1986 adquirió la división de animación computarizada de Lucasfilm.Inc convirtiéndola poco después en los estudios Pixar. En 1996 regresó como un glorioso general después de la batalla a Apple, y desde un principio hizo sentir el poder de su renovada fuerza y prestigio.

Según Gawker, incluso antes de su primera partida, Jobs ya tenía la reputación de un tirano. “Abusaba regularmente de sus empleados, los insultaba y los presionaba hasta quebrarlos emocionalmente. En su búsqueda de grandeza, dejó de lado la diplomacia y la empatía. Su abuso verbal nunca se detuvo”.

Poco antes de la muerte del empresario, Fortune publicó un artículo donde relataba una “jornada de humillación” que Jobs habría ejercido sobre uno de sus equipos de trabajo. “Han manchado la reputación de Apple”, les reprochó, “deberían odiarse unos a otros por haber traicionado la confianza de cada uno”.

Líder avaro

A diferencia de Bill Gates o Warren Buffet, que han anunciado su intención de donar la mayor parte de su fortuna a obras filantrópicas, Jobs, a pesar de haber acumulado una fortuna personal de alrededor de 7 mil millones de dólares, nunca colaboró, al menos públicamente, en causas de caridad o beneficencia. En 1997, tras su regreso a Apple, clausuró todos los programas filantrópicos de la compañía y a pesar de sus extraordinarias ganancias, nunca volvió a reinstaurarlos.

El año pasado, después de un reportaje del Daily Mail británico sobre las condiciones de trabajo en las fábricas de Apple en China, la compañía publicó un informe que reconocía que el problema de los “trabajadores menores de edad” se había agravado en el último tiempo, y que muchas fábricas relacionadas con la empresa no solo contrataban a niños menores de 16 años –la edad legal para conseguir un trabajo en China–, sino que los sometían a duras labores durante largas horas.

“La fábrica a su máxima producción, operando 24 horas al día, siete días a la semana para satisfacer la demanda global por computadores y teléfonos de Apple, comienza su día típico con el himno chino estallando por los parlantes: levántate, levántate, levántate, millones de corazones y una sola mente”, escribió en su informe el Daily Mail. “Los empleados generalmente trabajan por períodos de 15 horas diarias y duermen en habitaciones que parecen prisiones, en camarotes y con planchas de bambú como colchones. A pesar de las temperaturas de 35 grados con 90 por ciento de humedad, no hay aire acondicionado, y los trabajadores aseguran que en ocasiones hay hasta 40 personas hacinadas en piezas que además permanecen infestadas con hormigas y cucarachas”…

El mismo periódico informó en mayo del año pasado sobre la ola de suicidios en Foxconn, una fábrica afiliada a Apple donde trabajan más de 40 mil trabajadores. Hasta el momento, ha habido 12 intentos de suicidio –10 con éxito–, donde jóvenes empleados simplemente se lanzan por las ventanas del triste edificio de concreto donde viven y trabajan.

Uno de los aspectos más siniestros de la personalidad y ética de trabajo de Jobs, asegura Gawker, era su autoritarismo. Tratándose de una compañía que promueve un ideal de libertad, donde todos tienen una voz y, más importante aun, tienen el derecho a usarla, Apple puede parecer a veces sorprendentemente antidemocrática. “Con la excusa de proteger a los niños de la pornografía y el erotismo, y a los adultos de unos y otros, Jobs impidió en algún momento instalar en sus productos aplicaciones con arte gay, caricaturas políticas, panfletos de congresistas, portafolios fotográficos de Vogue y cualquier otra cosa que pudiera parecerle moralmente sospechosa”, señala el sitio web. “Los aparatos de Apple nos han conectado a un mundo de información, pero no permiten la plena expresión de ideas. De hecho, la gente a la que supuestamente Apple sirve –los rebeldes, los revolucionarios– ha sido la más afectada por las prácticas de Jobs”.

En su decisión de mantener sus productos rodeados de misterio, el equipo legal de la empresa ha actuado a veces con los escrúpulos y técnicas de una policía secreta. En 2005, por ejemplo, Apple presentó una demanda contra un bloguero de 19 años, Nick Ciarelli, por haber revelado los planes de Apple de lanzar el Mac Mini. Ciarelli se vio obligado a clausurar definitivamente su blog. Poco más tarde, el conocido blog de tecnología Gizmodo sufrió un incidente similar cuando posteó un video del prototipo del iPhone 4. En lo que Gawker llama, “tendencias fascistas de Apple”, este medio asegura que la casa de uno de los editores fue rastreada por agentes de seguridad privados ligados a la empresa.

El éxito de Steve Jobs, podrían sugerir algunos, no habría existido si su carácter hubiera sido más discreto y conciliador. Las grandes empresas requieren grandes líderes, y los grandes líderes, de una forma u otra, se distinguen a menudo por su fuerte personalidad, determinación y temperamento. Jobs parece confirmar la teoría de que cada icono tiene dos caras.


Fuente: Cosas

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